BREVE HISTORIA DE LA CIUDAD
Segobriga, una de las ciudades romanas mejor conservadas del
occidente del Imperio Romano y es el más importante conjunto arqueológico de la
Meseta.
Inicialmente, sería un castro
celtibérico que dominaba la hoya situada al norte de la ciudad, defendido por
el río Gigüela, como indican algunos restos aparecidos de esa temprana fecha.
Tras la conquista romana, a inicios del siglo II a. C., Segobriga se convirtió en un oppidum
o ciudad celtibérica, quizás nombrada por primera vez en las luchas de Viriato,
hacia el 140 a. C. Tras las Guerras de Sertorio, hacia el 70 a. C., pasó a
controlar un amplio territorio como capital de toda esta parte de la Meseta,
cuando Plinio la consideró caput
Celtiberiae o inicio de la Celtiberia.
En tiempos de Augusto, poco antes
del cambio de Era, dejó de ser una ciudad estipendiaria, que pagaba tributo a
Roma, y se convirtió en municipium o
población de ciudadanos romanos. Fue entonces cuando se produjo su auge
económico como cruce de comunicaciones y centro minero de lapis specularis o yeso traslúcido utilizado para cerrar ventanas,
por lo que inicia un admirable programa de construcciones monumentales que
finaliza hacia el 80 d. C, fecha en que la ciudad debió alcanzar su mayor
desarrollo, plenamente integrada en el mundo romano.
Los hallazgos arqueológicos en la
ciudad ilustran cada día mejor su historia. Tras su auge en el siglo I, el
desarrollo de este centro minero y administrativo prosiguió hasta el final del
Imperio Romano. Pero en el siglo IV ya se abandonan sus principales monumentos,
como el anfiteatro y el teatro, prueba de su decadencia económica y de su
progresiva conversión en un centro rural.
En época visigoda, a partir del
siglo V, era todavía una ciudad importante, con obispos que acudían a los
concilios de Toledo entre los años 589 y el 693 d. C. De estos años es una gran
basílica y la extensa necrópolis que la circunda, pero la vida urbana debió ser
cada vez más reducida. Esta situación prosiguió hasta la invasión islámica,
cuando obispos y elites gobernantes huirían a los reinos cristianos del norte,
momento en el que se construyó una fortificación árabe sobre la antigua
acrópolis situada en la cumbre del cerro.
Tras la Reconquista, la población
se desplazó al actual pueblo de Saelices, situado a 3 kilómetros más al norte,
junto a la fuente del acueducto romano de la antigua Segobriga. El lugar pasó a denominarse Cabeza del Griego y quedó reducido a una pequeña población rural
dependiente de la villa de Uclés, cuyo espléndido convento-fortaleza se halla
situado a tan sólo 10 kilómetros de Segobriga.
Desde entonces prosiguió su paulatina despoblación, hasta que únicamente quedó
la pequeña ermita construida sobre las antiguas termas monumentales, último
testimonio de la antigua ciudad conservado hasta la actualidad.
Olvidado incluso su antiguo
nombre, las ruinas sirvieron de cantera para todos los alrededores, en especial
para la construcción del Monasterio de Uclés entre los siglos XVI y XVIII.
Las primeras excavaciones en Segobriga se realizaron, gracias a la
Real Academia de la Historia, a finales del siglo XVIII, lo que la han
convertido en uno de los yacimientos que goza de una más larga tradición de
estudios en la Historia de la Arqueología Española.
A su interés arqueológico se
añade el paisajístico, pues Segobriga
conserva el paisaje originario de época romana sin alteraciones significativas.
De esta manera, el visitante del Parque Arqueológico de Segóbriga puede
disfrutar de los restos arqueológicos de esta antigua ciudad romana siguiendo
los itinerarios señalizados, que cuentan con sus correspondientes paneles
explicativos, en un marco medioambiental de extraordinaria belleza.
El programa científico, cultural
y de ocio que ofrece el Parque
Arqueológico de Segóbriga comprende no sólo la protección del paisaje y la
exhumación del conjunto arqueológico, sino también la conservación y
consolidación de los elementos excavados para hacerlos comprensibles.
DE PASEO POR UNA CIUDAD ROMANA
Segobriga se sitúo sobre un cerro de poco más de 10 hectáreas, por
lo que, para adecuarse a una ciudad romana, hubo que recurrir a explanaciones y
aterrazamientos, en lo que los arquitectos romanos tenían gran experiencia. La
población se rodeó de la muralla,
símbolo de su nuevo estatus de municipium.
Para hacerla más impresionante se alzaron tres puertas monumentales que se
abrieron en la muralla: la puerta norte
entre el anfiteatro y el teatro, otra al oriente, flanqueada por una gran torre octogonal y, una tercera, al
occidente. A ambos lados de la vía de entrada por la puerta principal se
construyó un teatro y un anfiteatro, destinados a las grandes
fiestas y actos colectivos. Su situación extramuros permitía aprovechar mejor
el espacio interno y la pendiente de la colina ahorró mucho esfuerzo
constructivo.
La puerta norte daba a una calle
principal norte-sur o kardo maximus
que constituía el eje de la ciudad y de la que salían las calles transversales
en sentido este-oeste o decumani.
Nada más atravesar la puerta principal de entrada a la ciudad se construyó el foro, formado por una gran plaza
enlosada y rodeada de pórticos y de los monumentos urbanos más significativos,
como la curia y la basílica. Frente
al foro, al otro lado de la calle principal norte-sur, se alzaba el aula basilical, situado entre dos decumani. Tras este templo, la manzana
siguiente la ocuparon unas grandes termas
monumentales, que llegan hasta la muralla por el lado oeste y cuyos restos
ha reutilizado la ermita.
La parte más alta, muy destrozada
por la construcción de un castillo árabe, debió ser la acrópolis o ciudadela de
la ciudad, desde la que se controla todo su perímetro y el bello paisaje de los
alrededores. Pero, además, una parte del solar de la ciudad estaría cruzada de
calles con casas y tiendas o tabernae,
en su mayoría actualmente todavía no descubiertas, pero que futuras
investigaciones permitirán conocer cada vez mejor.
Todo este conjunto de muralla,
monumentos públicos civiles y religiosos y de casas y negocios estaba
armónicamente situado en medio de un paisaje, imagen del amplio territorio del
que la ciudad era el centro ideológico y social y al que le unían las vías que,
de forma radial, salían desde la ciudad y la enlazaban con las restantes
ciudades del Imperio y con su capital, Roma, de la que toda ciudad romana se
consideraba copia e imagen.
ITINERARIO DE VISITA
1.
-El acueducto
El aprovisionamiento hídrico de
la ciudad, ligado a la presencia de varios aljibes repartidos por todo el
cerro, llegó a Segobriga desde la localidad de Saelices a través de una
conducción de hormigón con tubería de plomo en su interior por donde pasaba el
agua. En su origen, se trata de una captación múltiple aprovechando las aguas
subterráneas existentes cerca de la Fuente de la Mar, al norte del pueblo. Los
aportes recogidos eran reunidos por medio de galerías talladas en la roca y,
tras ser decantadas las aguas, conducidas a Segobriga
con este acueducto.
2
y 16.- Las necrópolis y la basílica visigoda
En Segobriga, como en todas las ciudades romanas, las necrópolis se
situaban extramuros, junto a las vías que salían de la ciudad.
La más monumental estaba al
noroeste, junto al arroyo del Yuncal, donde se conservan algunos restos de
mausoleos, hoy apenas visibles.
Más importantes es la necrópolis
nordeste, que se extiende desde el Centro de Interpretación hasta el antiguo
Museo. Sus recintos funerarios son de origen romano, pero algunas de las
sepulturas hoy visibles son visigodas.
Un mártir en ella enterrado dio
origen a la Basílica Visigoda, de tres naves con cripta bajo el ábside y varias
tumbas de obispos, una de las cuales se ha reconstruido.
3.-
La ciudad
Segobriga se sitúa sobre un cerro de poco más de 10 hectáreas, por
lo que para adecuarse a una ciudad romana hubo que recurrir a explanaciones y
aterrazamientos en los que los arquitectos romanos tenían gran experiencia
4.-
El teatro
Uno de los monumentos más
sobresalientes de Segobriga es el
Teatro, aunque es uno de los más pequeños de Hispania.
Su construcción debió iniciarse
poco después del cambio de Era, en época julio-claudia y se inauguró en tiempos
de Tito y Vespasiano, hacia el 78 d. C., conforme indicaba una gran inscripción
monumental cuyos restos han aparecido entre las ruinas.
El graderío, bien conservado, se
dividía en tres partes, separadas por corredores para diferenciar por clases a
sus habitantes. La parte superior se apoyaba en la muralla sobre un corredor
abovedado bajo el que corría una calle.
Conserva la orchestra con
tres escalones para las autoridades y el tablado, de madera sobre pilares de
piedra, tras el que se alzaba una escena monumental decorada con columnas y
esculturas de mármol, presididas por la diosa Roma.
5.-
La muralla y puerta principal
Segobriga tuvo una muralla de 1.300 metros de recorrido, construida
en época de Augusto, cuando la ciudad pasó de ser estipendiaria a convertirse
en municipio latino.
Tenía varias puertas: la
principal al norte, otra al occidente y una tercera al nordeste junto a una gran
torre octogonal y alzada al este del Teatro.
La vía entre el Teatro y el
Anfiteatro a través de la Puerta Monumental daba a la calle principal, entre el
Foro y el Templo de Culto Imperial
Esta Puerta era de sillares y
tendría uno o dos arcos para el paso de carros y peatones. Bajo ella atraviesan
las cloacas para el desagüe de la ciudad.
6.-
El criptopórtico del foro y de la curia
Al norte del foro de Segobriga, se construyó un gran
criptopórtico, es decir, una estructura subterránea de gruesos muros, que
sirvió para sostener uno de los pórticos que rodearon la plaza pública de la
ciudad.
En el interior del criptopórtico
se encuentran los basamentos cuadrados que servían para sostener el piso
superior. Fue utilizado posiblemente como tabularium o archivo de la
ciudad, cuya entrada se realizó a través de dos puertas simétricas desde la
calle principal.
Al norte del criptopórtico,
separado de él por una calle, se sitúa otra construcción subterránea que pudo
servir para la sustentación de la Curia o sala de reunión de las autoridades de
la ciudad.
7.-
Las termas del teatro
Entre el Teatro y la calle
paralela a la Muralla se levantaron unas Termas en época de Augusto. Era un
complejo inspirado en gimnasios griegos, para formar a la juventud y atraerla
al Culto Imperial.
Conservan la sala para cambiarse
de ropa con sus taquillas, una sauna seca circular con una pila para
refrescarse con agua fría y una sauna con piscina al norte, con el horno en su
parte inferior.
Junto a la puerta de la Muralla
estaban las letrinas, cuyo canalillo desaguaba al exterior.
8.-
La basílica
En el lado oriental del foro se
construyó una gran Basílica, es decir, el recinto en el que se realizarían las
grandes operaciones comerciales y donde los magistrados administraban justicia.
Al mismo tiempo, este lugar albergaba en sus extremos norte y sur dos pequeños
templetes o aedes dedicados al culto
del emperador y su familia.
Esta Basílica civil, construida
al mismo tiempo que el foro hacia el año 15 aC tuvo unas dimensiones de 58,57
metros de longitud y 18,89 metros de anchura, lo que la convierte en uno de los
edificios más grandes de la ciudad.
9.-
El foro
Es el gran descubrimiento
arqueológico en la ciudad de las últimas décadas. El Foro o Plaza de la ciudad
ocupaba un gran espacio rectangular al este de la calle principal. Estaba
rodeado por un pórtico sustentado por grandes columnas desde el que se accedía
a los monumentos más emblemáticos de la ciudad, pues era el centro político y
social de Segobriga.
El Foro estaba construida hacia
el año 15 a. C., en época de Augusto, dentro del programa de urbanización
monumental de la ciudad. Fue costeado, entre otros, por Proculus Spantamicus, quién pagó su impresionante enlosado,
grabando en memoria de ello su nombre en grandes letras de bronce ante un
monumento cuadrado en el centro de la plaza, en el que se alzó la estatua del
emperador.
10.-
El Aula Basilical
En tiempos de Vespasiano (69-79
d.C.) se levantó un gran edificio frente al Foro, al oeste de la calle
principal. Fue un lugar de reunión y negocios. Su acceso se realizó a través de
una gran escalinata.
Era de tres naves sostenidas por
10 columnas corintias de fustes estriados. La nave central, más ancha,
terminaba en un gran ábside al que se accedía por tres escalones para resaltar la
estatua del emperador, situada en el centro. Al fondo, un banco junto a la
pared serviría para depositar ofrendas y exvotos.
11.-
Las termas monumentales
Las Termas Monumentales, se
construyeron en el siglo I d.C. y estaban destinadas al baño e higiene, al
esparcimiento y negocios.
A través de una calle escalonada
se accedía a la palestra, patio porticado con columnas para hacer
ejercicio. De aquí se accedía al vestuario, con una piscina en el centro.
Después se pasaba sucesivamente al frigidarium o sala fría, al tepidarium
o sala templada, al caldarium o sala caliente y al laconicum o
sauna seca, situada bajo la ermita.
Al norte estaban las habitaciones
de servicio, como leñeras y los hornos para calentar los baños.
12.-
La acrópolis
La cumbre del cerro sobre el que
se asienta Segobriga debió ser el
emplazamiento del castro celtibérico que daría origen a la ciudad, protegido al
sur por el profundo foso natural excavado por el río Gigüela. Al urbanizarse la
ciudad, se convirtió en la Acrópolis, donde pudo estar el templo de la
divinidad protectora de la ciudad.
Actualmente sólo se conservan los
restos de una torre musulmana. Desde este lugar se contempla un amplio y bello
panorama y se puede apreciar la topografía de la ciudad, el recorrido de sus
murallas y los grandes depósitos o cisternas para almacenar el agua.
13.- La casa del procurador minero
El control de la explotación
minera dedicada a la extracción del lapis specularis en el territorio de Segobriga propició la llegada de Caio
Iulio Silvano a la ciudad. Este personaje, de origen griego, construyó su
vivienda a principios del siglo III junto a las Termas Monumentales.
14.-
El anfiteatro
Construido frente al Teatro,
ambos flanqueaban la entrada a la ciudad; es de forma elíptica irregular y sus
75 metros de largo lo hacen el mayor monumento de Segobriga, con capacidad para unos 5.500 espectadores.
La arena, a la que se accede por
dos grandes puertas, está separada del graderío por un alto podium para
mayor seguridad. Un pasillo cubierto unía las puertas y enlazaba las
habitaciones para las fieras destinadas a espectáculos.
15.- El circo y la necrópolis
Las excavaciones arqueológicas
realizadas entre los años 2004-2008 en la terraza situada al noroeste de la
ciudad, junto al anfiteatro, han permitido conocer el circo de la ciudad
construido a mediados del siglo II. El circo fue un edificio para espectáculos
en los que se desarrollaban las carreras de carros tiradas por caballos. Una
necrópolis de incineración quedó oculta bajo la arena del circo.
Centro
de Interpretación
Para hacer más útil la visita y
la comprensión de Segobriga se ha
construido un moderno Centro de Interpretación a la entrada del Parque Arqueológico, concebido como un
edificio integrado en el paisaje del lugar, a semejanza de una vivienda romana
y con unas proporciones muy similares.
En su amplio vestíbulo se explica
el origen y la historia de la ciudad. En la Sala del Museo se ilustra los
aspectos más interesantes de su sociedad, su economía de ciudad minera, los
principales monumentos, la vida diaria o la religión. Todo ello es posible
gracias a la selección de hallazgos arqueológicos que allí se encuentran,
procedentes en su mayor parte de las excavaciones más recientes en la ciudad.
En la Sala de Audiovisuales se
proyecta un video de 10 minutos de duración, que aúna imágenes reales del
yacimiento con animaciones en 3D de la ciudad, el teatro y las termas
monumentales.
Un guía ilustrada, postales y
otros recuerdos contribuyen a recordar a quien lo desee las sensaciones sentidas
al visitar la antigua Segóbriga,
“Cabeza de la Celtiberia”.
Juan Manuel Abascal
Martín Almagro-Gorbea
Rosario Cebrián